Asiduamente voy a una librería independiente cerca de mi casa cuya sección de poesía es un manjar artístico. A veces me detengo a leer poemas de autores que me son desconocidos pero sus palabras encuentran hogar en mi corazón. Esta semana descubrí un poema que Wendell Berry le dedicó a su esposa. La estrofa final menciona que él se siente bendecido por elegir de vuelta lo que eligió anteriormente.
Detengámonos por un ratito. Desarmemos esas palabras como un reloj suizo. ¿Sentirse bendecido por escoger lo mismo? ¿Sentirse emocionado por volver a tocar la misma mano? ¿Agradecer por ver el mismo rostro cada día, por años? ¿Sentirse bien por la consistencia? Es que en épocas de volatilidad es admirable elegir una y otra vez lo mismo, y sentirlo como una bendición y no como una maldición esclavizante.
Bajo esa perspectiva pronunciar la frase de Te elegiría una y otra vez es de valientes, si la consideramos ya pasado el efecto eufórico de los inicios. Ben Rector lo captó magistralmente en Over and over. Convengamos: la tentación por lo novedoso, por lo excitante y por la gratificación instantánea es fuerte, MUY fuerte. Y agreguemos que también es fácil, la encontramos a un mensaje de distancia en una app.
En lo cotidiano me ocurre que cada vez que voy al supermercado me interpela lo mismo cuando miro los estantes repletos de opciones: ¿compro la misma marca, o debería cambiarla? ¿Y quién incuba ese «debería» en mi mente como si fuese un imperativo? ¿Acaso me estoy perdiendo de algo? ¿Es todo tan fácilmente reemplazable y desechable?
Siento que nuestra cultura occidental tilda de aburridas las decisiones repetitivas y nos empuja hacia la constante insatisfacción. Pero mis decisiones a mí me entusiasman, a mí me dan paz, a mí me edifican. Y es verdad que no explotan fuegos artificiales ni se me eriza la piel todo el tiempo, quizá a veces hasta sienta aburrimiento, o tenga algo tan memorizado que lo dé por sentado, pero eso no quita el hecho de que esas relaciones y hábitos son un tesoro y están presentes en mi vida porque ME HACEN BIEN y he construido ya una historia en conjunto.
Hay una diferencia entre cerrarse ante las nuevas posibilidades y entre ser consistentes. La primera limita nuestro potencial pero la segunda sirve para protegerlo.
Es genial cambiar pero el peligro está en hacerlo hasta el punto en el que nos desconocemos. Terminamos siendo como las olas del mar, agitados de un lado al otro por el viento. Por eso, así como celebramos el cambio constante y la batalla a la inercia, celebremos también el abrazar la estabilidad, sin vergüenza alguna.
… I am blessed, choosing again what I chose before»
Wendell Berry
Que esta semana puedas identificar personas y hábitos constantes en tu vida y digas en tus adentros: No te voy a cambiar. Te elijo una y otra vez.
«La rutina puede ser una herramienta poderosa para cuidar nuestra salud mental. Al establecer una estructura diaria, podemos encontrar equilibrio, reducir el estrés y cultivar hábitos saludables que nos impulsen hacia una vida plena y feliz.»