«Nadie te recordará por tus pensamientos secretos», escribió una vez Gabriel García Márquez. Y continúa «si supieras que estos son los últimos minutos que te veo diría ‘te quiero’ y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes». Parecen palabras clichés, ¿no?
Aunque analizándolo un poco más, son ciertas. Todos somos dueños de conversaciones pendientes, cuidadosamente reservadas por dentro. Son pendientes porque siempre están «por resolverse o terminarse», sin éxito alguno. Nos acostumbramos a archivarlas con la etiqueta de «Mañana» o «Algún día».
Son como olas que vuelven y vuelven, son pequeños noc’s noc’s en la puerta de la conciencia. Son huéspedes «tercos» que se rehúsan a hacer su check out. Conversaciones pendientes, las hemos recreado en la cabeza, con cientos de matices; hasta les hemos designado una banda sonora al escuchar una canción que calza al dedillo.
Las conversaciones pendientes se gestan cuando nos mordemos la lengua, cuando dejamos pasar la oportunidad. Son en microexpresiones: El «gracias» nunca verbalizado. El «te amo» puesto en mute. El «perdoname» guardado por la vergüenza. El «te extraño» reprimido.
Las conversaciones pendientes seguirán adentro, camuflajeadas en la superficie con sonrisas de fachada, desvíos de miradas o aparente frialdad [cuando adentro un volcán pareciera estar al borde de la erupción]. Piden a gritos salir, hasta los ojos las delatan. Pero se callan. Se guardan. Se archivan. Por temor a exponerse, por vergüenza, por miedo a la vulnerabilidad, por timidez, por falta de tiempo, por desatención, por eternas postergaciones.
John Mayer las hizo música en «Say» [Resumen: decí lo que tengas que decir] y Lady Antebellum en «All We’d Ever Need» [Resumen: nadie lo sabe, a excepción de mí].
Mi consejo: no cargues con tantos pronunciamientos y palabras calladas. No esperes a que una crisis sobrevenga, no esperes hasta que esa persona viaje al otro lado del mundo, no esperes a que de la vereda de enfrente se tome la iniciativa, no esperes a estar en el pasillo de un sanatorio.
A las conversaciones pendientes hay que ventilarlas, hay que dejarlas salir, hay que tenerlas de una vez por todas. Porque cuando son finalmente liberadas, también nos liberan a nosotros. Y aunque los resultados pudieran no ser los que esperábamos, hay que arriesgarse. Conozco casos de padres reconciliados con sus hijos, el mejor amigo que se le declaró a la mejor amiga y terminaron casados, hermanos que se han perdonado años de hostilidad y amistades que se han restaurado.
Así que, convirtamos a las conversaciones pendientes en conversaciones pendientes.
una vez mas mi querida perita te doy la razón! hay que decir eso que tenemos adentro, quizas mañana sea tarde! me encanto!
Naru!!! Excelente amiga!!!.. te quiero, te extraño sos lo mas!!! y sabes que cuando puedo te lo voy a decir (= GRANDE NARUUU
esto me toco a fondo naru jajajaja…
Genial amiga!
inspirada como siempre!!!
amiga… nunca me decepcionas en tus posteadas jajajaja en serio! comparto 100%, hay gente que se pasa la vida callada y nadie se entera todo lo que piensa o siente!!
5 Vivi’s 🙂
Caí en tu blog y me gustó. Y para no dejar conversaciones pendientes, te insto Naru a que concurses en lo de los 10 mejores blogs que elige ÚH. Me gusta el carácter sentido de tu escritura sin caer en lo trivial. Un abrazo!!!
Ahora recién vi el logo de validación #uh10blogs!!! bien ahí Naruuuu!!!
muy cierto naru, es mas antes de leer esto, escribi una carta para alguien en especial.. como que me leiste la mente.. jajaja.. pero muy cierto, no es bueno guardarnos las cosas y despues lamentarnos por no haberlo dicho o demostrado en el momento oportuno.
te perdono naru… cuando mama nos decia quedense ahi (para pegarnos porque patoteabamos de siesta) y yo me quedaba y vos corrias al fondo y Yo ligaba por tu parte… te perdono.
Estaba a punto de poner algo inspirador..y leí el coment de Techan jajajaja perdón Naru se me fue la inspiración en risa jajaja.
Excelente like always! =)
me encanta Naru.. aunque me siento identificada en mi caso con el comentario de techan… los hermanos mayores nos llevamos siempre la peor parte.. jaja!!
Se re nota la influencia de la peli tan discutida ya el fin de semana.. pero excelente Naru. Sos un genio!
increíble pero cierto.
a veces guardamos silencio por demasiado tiempo.
me encantó!
no me importa que haya sido escrito hace 4 meses igual quiero comentar jaja.. a riesgo de usarte como Dra. Corazon, a mi me pasa q cuando digo las cosas me salen muy mal, osea mi tono es muy «imperativo» (como suele decirme una compañera) y por eso me callo muchas veces.. y despues ya pasa,me olvido o ya paso el momento..
Hola Majito, hay veces que el paso del tiempo o el sentimiento del momento -tal como mencionás- hace que las cosas se enfríen… y el tiempo pasa y con él nuestras ganas de hablar al respecto. Pero las conversaciones pendientes son las que te carcomen por dentro, las similares al zumbido de una abeja incesante, que si no las concretás seguirán allí. El riesgo justamente de guardarlas es la erupción [donde el tono imperativo se vuelve exponencial, para cualquiera de nosotros, sin importar el tipo de carácter que tengamos]. Eso es lo peligroso y a eso me refería. Es un ejercicio medio riesgoso, porque habla de tomar la iniciativa y hacerte vulnerable, pero sin duda es un ejercicio que busca la reconciliación y la restauración, no la separación. Y si no hay «final feliz», por lo menos ya liberaste eso que pensabas por tanto tiempo.
Y continúa “si supieras que estos son los últimos minutos que te veo diría ‘te quiero’ y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes”. yo te digo hoy a vos naru! en verdad te quiero!