Publicado en Apuntes de aprendiz

Hacer nuevos amigos


Cada 31 de diciembre a las 22.30 me siento en el escritorio durante 15 minutos para plasmar en una hoja de papel una evaluación sobre lo que fue y mis expectativas sobre lo que vendrá. Parecería que ese momento específico «tiene un algo» que me pone las cosas en perspectiva. [¿será el sonido del 3×3 en la calle?] Es la misma rutina: muerdo mi lápiz, me sueno los dedos y empiezo a escribir.

Hay una constante cada año en esa listita de metas y es la frase: «hacer nuevos amigos». Es raro establecerte eso como objetivo puesto que es algo que nos pasa y no algo que buscamos. Pero aprendí con el tiempo que Proverbios 18:24 encierra una verdad impresionante:  «el hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo…»

Interesante. Esto no se trata de dejar las amistades de siempre, sino de extender nuestra zona un poco más de su radar y mostrarnos afables con las personas. ¿Afables? Sí. Según la RAE: «Agradable, dulce, suave en la conversación y el trato». Porque, ¿quién no quiere estar con una persona así? Es más, ¿quién no quiere ser amiga de una persona así? Bueno, convengamos que no somos afables las 24 horas del día, a veces hay mucho de «argeles» en el medio, pero entienden mi punto, jaja.

Extender el alcance de nuestro radar habitual

Este 2010 todavía no termina pero puedo asegurarles que fue el año donde más nuevos amigos he cosechado en las distintas áreas en las que me desenvuelvo. ¿Pero por qué? No salí con cartelitos diciendo «Quiero ser tu amiga» con cara de puchero. Lo que hice fue practicar la afabilidad y empecé a hacer por otros lo que me gustaría que hagan por mí. Dejé de esperar pasivamente que me traten bien para devolverles la misma actitud. Fui proactiva, busqué ser afable primero, me arriesgué e inicié conversaciones,  a pesar de mi introversión domesticada y mi pirevaísmo del día.

¿El resultado? Conocí muy buena gente y compartí experiencias inolvidables.

Durante el rescate de los 33 mineros escuché decir a una psicóloga vía CNN que las tres claves para la felicidad son 1) hacer cosas que te den placer 2) establecer conexiones significativas con otros y 3) tener un propósito en la vida. Eso de establecer conexiones significativas con otros es muy, muy cierto. Fuimos creados con un fuerte sentido de la «sociabilidad», si cabe el término. Conectarnos con otros nos hace felices.

Hay quienes buscan arreglos transitorios y parches, o incluso aspirinas sociales para solucionar sus problemas agudos. Se aíslan. Pero en realidad, aparte de Dios, son las personas las que pueden ayudarnos y sostenernos a sobrellevar los malos momentos. A veces vemos el mundo no como es, sino como somos nosotros. Y los amigos nos ayudan a ver la realidad. «El ungüento y el perfume alegran el corazón, y el cordial consejo del amigo, al hombre», dice Proverbios 27:9.

Sencillamente «mejores son dos que uno […] Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante» Eclesiastés 4:9-10. Da guuuuuusto tener amigos y en todas las formas, tamaños y variedades 😉

Ahora entiendo por qué año tras año seguía estableciéndome la misma meta: el papel lo aguanta todo. Es fácil escribirlo, pero hacer algo para que ocurra es el desafío. La afabilidad fue una estrategia en ese sentido. Si me permiten, creo que agregaría algo a Proverbios 18:24:

el hombre que tiene [y quiere] amigos ha de mostrarse amigo [primero]«

 

7 comentarios sobre “Hacer nuevos amigos

  1. una preguntaa! cuando era chica me dijeron q no tenias q hacerte amigo intimo de nadie.. eso tiene algo de verdad?? osea si tiene algun fundamento porq me parece ree nada q ver! iluminame con tu sabiduria..jajaja

  2. una cosa es no hacerte amigo íntimo de nadie cuando sos chica [especialmente de gente mayor que vos y del sexo opuesto, supongo que por ser mujeres, por precaución y por la vulnerabilidad de la niñez]. Pero, si te aconsejaron no tener amigos íntimos en el sentido de «mejores amigos» [ya de grande incluso] estoy en desacuerdo. Si bien los amigos fallan y no son perfectos, estamos hechos para estrechar vínculos con las personas. Dios nos hizo así. Casi siempre los que sufrieron una decepción grande son los que se encierran como en un caparazón, para que nadie los vuelva a lastimar y aconsejan mantenerse «en guardia». Pero es el riesgo que hay que correr al amar, Majo. Hay un post que escribí que se llama «Perder el afecto» que explica mi punto de vista sobre esto. ¡Qué vivan las buenas amistades! 😀

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