Publicado en Viajes aleccionadores

Olfatear gente


Algunos me suelen preguntar, ¿de dónde te vienen las ideas para un post? Respondo: de todos lados, hasta de la toalla de un hotel. Sí, leyeron bien. Atájense.

Viajé este fin de semana a Encarnación para el casamiento de mi prima. Aunque a veces resulta cansador, viajar en ruta tiene su encanto y su desestrés. Para quienes estamos encerrados entre cuatro paredes gran parte de nuestro tiempo, resulta catársico que el sol te encandile, ver cerros, verde, vacas, jaguas, tajamares y tener sobre la mesa la milanesa de surubi de Villa Florida [con una ensalada mixta y un limoncito al lado]. Por motivos laborales, ya en febrero había recorrido 1000 kilómetros por el interior del país y fue una experiencia única. Ahora volvía a repetir una parte de ese trayecto en la Ruta I, pero con el pelotón familiar. Nos hospedamos en un coqueto hotel con vista a la nueva costanera de Encarnación.

Ya acomodada en la habitación, entré al baño [a cepillarme los dientes, aclaro] y al secarme la cara me llevé la grata sorpresa de que la toalla tenía un aroma fantástico, de los que te insta a olfatear [oler con ahínco y persistentemente]. No sé si era perfume, colonia o suavizante, pero de una cosa estaba segura, su aroma era casi adictivo.

Y allí nomás me vino la idea para un apunte de aprendiz: cada uno de nosotros tiene dos capacidades, una es la de emanar un olor personal característico, la otra es la de detectar el olor de otros.

A esa ecuación hay que sumarle el hecho de que el olfato es el que mejor evoca los recuerdos. Es decir, difícilmente se olvide un olor. Las partículas aromáticas quedan registradas en el disco duro de nuestro cerebro asociada a alguna característica: buena o mala.

Verán, esto de detectar olores se da en las relaciones interpersonales también. Hay personas que son como los buenos perfumes: desprenden olores agradables, belleza, personalidad, originalidad y te dejan con un grato recuerdo [y queriendo más]. Otros, sin embargo, transmiten olores desagradables, dan rinitis alérgica [y querés estornudarles], son una mala imitación y te repelen.

Pensemos por un rato: todos nos ponemos perfume|colonia|desodorante diariamente, y estos son como una marca registrada ® que dejamos a la gente al pasar. ¿Y qué sensación les generamos con nuestras conversaciones y con nuestra interacción? ¿Les hacemos huir o les fascinamos? ¿Les dejamos intoxicados o embelesados? ¿Qué aroma transmitimos como personas?

Más vale el buen nombre que un buen perfume, Eclesiastés 7:1

Finalmente este versículo bíblico me hizo reflexionar en que no importa cuánta fragancia [de las más caras] nos apliquemos. La que más relevancia tiene es la que llevamos por dentro, la de nuestro nombre, nuestra reputación y personalidad. Esa es la que trasciende, y esa es la que todos recuerdan… o quieren olvidar.

5 comentarios sobre “Olfatear gente

  1. Ehhhhh, compañera yo soy fanatica de los perfumes asi que para mi el dicho sería asi» Mas vale un buen hombre pero con un bueeen perfume jejejejjejej . Muy bueno el blog.

  2. Increiblemente cierto! Hay aromas de la infancia q muy poco suelo olfatear y como es q en un segundo te teletransporta jajaja… Pero ademas del olor personal, hay q aplicarle simpatía, carisma y demás cosas como para q no solo nos recuerden o recordemos por el olor, sino tb por lo q transmitimos con ese aroma.. Buen mensaje Naru, idola! M hiciste acordar q necesito un perfume nuevo jejejeje…

  3. Lo primero que pensé, al leer «Olfatear gente», es «Perfume: The Story of a Murderer (2006)», una película que, sin dudas, no olvidaré.

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